Ámsterdam está estudiando la posibilidad de poner fin al «turismo de baja calidad» e introducir una serie de nuevas normas para el cannabis, el alcohol y los burdeles en la ciudad.
La capital de los Países Bajos es conocida como una ciudad de fiesta, a la que acuden viajeros de todo el mundo para aprovechar su gran vida nocturna, así como sus actitudes liberales respecto al consumo de cannabis y el trabajo sexual.
Sin embargo, esto es visto como un problema por muchos de los responsables – por no hablar de muchos de los residentes que viven allí – y los responsables de la capital holandesa quieren tratar de reforzar la reputación de la ciudad como un destino cultural en lugar de un lugar turístico hedonista y ruidoso.
Hay muchos planes en ciernes, que incluyen -entre otros- planes para cerrar los burdeles a determinadas horas, planes para dejar de vender hierba los fines de semana y prohibir las despedidas de soltero que pululan por las calles en cualquier momento.
En Ámsterdam viven 880.000 personas que, al parecer, empiezan a estar un poco cabreadas con el constante flujo de turistas intoxicados que recorren la ciudad y la tratan como un enorme patio de recreo para adultos.
Así que, según los nuevos planes, los habitantes de la ciudad pondrán en marcha una campaña de «alejamiento» que les permitirá volver a tener el control de su ciudad.
Además, las restricciones afectarían también a los cafés de la ciudad y se prohibiría el consumo de alcohol y cannabis en determinadas zonas de Ámsterdam.
También quieren convertir las propiedades de Airbnb en hogares para los residentes, endureciendo las normas sobre las propiedades de alquiler a corto plazo.
Si las normas se convierten en legislación, también podría aplicarse una tasa turística a los visitantes de la ciudad en los momentos de mayor afluencia.
De momento las propuestas se llevarán al Consejo Municipal de Ámsterdam el 21 de diciembre.