¿Recuerdas los buenos tiempos de la navegación web sin restricciones, antes de que cada clic provocara una ventana emergente de «consentimiento de cookies»? La Unión Europea, cansada de estos molestos obstáculos digitales, por fin ha tomado medidas para revisar su legislación sobre cookies.
Sí, has leído bien. Esos omnipresentes banners de cookies, destinados a proteger la privacidad del usuario, se han convertido irónicamente en una importante fuente de frustración. El Comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, reconoció el problema en una entrevista reciente a un medio alemán, admitiendo que el sistema actual conduce a la «fatiga de las cookies».
Una de las soluciones propuestas es introducir un sistema de «compromiso de cookies», por el que grandes plataformas como Meta, X y otras se comprometerían voluntariamente a facilitar información clara y sencilla sobre su uso de cookies y a evitar la irritación del usuario. La Comisión espera que los sitios web más pequeños sigan su ejemplo y adopten el mismo planteamiento.
Otra idea es limitar la frecuencia de los anuncios de cookies, exigiendo a los sitios web que recuerden las preferencias de los usuarios y sólo les pidan su consentimiento una vez al año. Esto reduciría las molestias para los usuarios que visitan regularmente los mismos sitios web o que borran a menudo sus cookies.
La Comisión espera presentar sus propuestas a finales de este año, tras consultar a las partes interesadas y a expertos. Las nuevas normas deberán ser aprobadas por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE antes de ser vinculantes para todos los Estados miembros.
La iniciativa de la Comisión es bien acogida por muchos usuarios y grupos de consumidores, que se han quejado de la actual ley de cookies y de su aplicación. Sostienen que los banners de cookies son ineficaces, intrusivos y manipuladores, y que no protegen la privacidad de los usuarios ni les ofrecen opciones significativas.
Sin embargo, algunos críticos se muestran escépticos sobre la viabilidad y el impacto de los planes de la Comisión. Se preguntan si las grandes plataformas aceptarían el compromiso de las cookies y si los usuarios confiarían en ellas. También se preguntan cómo funcionaría en la práctica el sistema de consentimiento una vez al año y si comprometería los derechos e intereses de los usuarios.