Los coches sin conductor son cada vez más habituales en las carreteras, pero también se enfrentan a más críticas y polémicas. En California, la policía no puede poner multas de tráfico a los vehículos autónomos que infringen las normas de circulación, a menos que haya un conductor humano al volante. Esto se debe a una laguna en la ley estatal que no ha seguido el rápido desarrollo de la tecnología. Sin embargo, los coches sin conductor aún pueden recibir multas de aparcamiento, y otros estados como Texas y Arizona han aprobado leyes que responsabilizan a las empresas que los operan de cualquier infracción.
El vacío legal de California ha suscitado preocupación por la seguridad y la responsabilidad de los coches sin conductor, especialmente tras una serie de accidentes en los que se han visto implicados. Uno de los incidentes más notables fue cuando un robotaxi Cruise arrastró a un peatón durante 6 metros tras ser atropellado por otro coche en San Francisco. Cruise, filial de GM, se ha enfrentado a la reacción de la comunidad local y los organismos reguladores, y ha retirado toda su flota de robotaxis de la ciudad. La empresa también ha sufrido turbulencias internas, con la salida de varios ejecutivos y despidos.
El principal competidor de Cruise, Waymo, propiedad de Alphabet, ha seguido operando sus coches sin conductor en San Francisco, y ha afirmado que son mucho más seguros que los conductores humanos. Waymo ha dicho que sus vehículos tienen 6,7 veces menos probabilidades de causar lesiones en accidentes.