Samsung Electronics está trazando el camino hacia el futuro de la fabricación con su ambicioso plan de automatizar completamente todas sus fábricas en un plazo de seis años. La empresa ha desarrollado un sistema patentado de sensores inteligentes diseñado para mejorar la producción de chips mediante el control y la gestión de los procesos de semiconductores.
La innovadora tecnología de sensores es capaz de medir la uniformidad del plasma en las obleas, un factor crítico en el rendimiento de los procesos de grabado, deposición y limpieza. Estos sensores, extraordinariamente compactos, pueden integrarse en las instalaciones existentes sin alterar la configuración actual. Cabe destacar que el sensor se fabrica en Corea del Sur, lo que supone una desviación de la práctica habitual de adquirir este tipo de tecnologías a empresas extranjeras.
Aunque este avance parece beneficioso para la eficiencia operativa de Samsung, se alinea con la estrategia más amplia de la empresa de transición a plantas totalmente automatizadas, comúnmente denominadas «fábrica de inteligencia artificial», que eliminan la necesidad de trabajadores humanos. El informe suscita preocupación por posibles despidos generalizados, dada la amplia presencia mundial de Samsung, con plantas de ensamblaje y redes de ventas en 74 países, que emplean a más de 270.000 personas.
A diferencia de los casos típicos en los que son necesarios unos pocos supervisores humanos para la supervisión y el mantenimiento del sistema, la ambición de Samsung es crear instalaciones totalmente desprovistas de trabajadores humanos. Este movimiento sigue la tendencia actual de las empresas en todas las industrias, incluidos los esfuerzos de Amazon en la automatización de almacenes, planteando preguntas más amplias sobre el impacto de la IA y la automatización en el empleo.
La reciente predicción de Elon Musk de que la IA y la automatización podrían conducir al fin del empleo humano añade otra capa al debate, incitando a la reflexión sobre cómo una población sin empleo podría permitirse de forma sostenible productos en un mundo cada vez más dominado por la producción automatizada. La decisión de Samsung refleja un cambio en toda la industria hacia una mayor dependencia de la inteligencia artificial, lo que desafía las normas sociales y exige un examen reflexivo de las implicaciones para el futuro del trabajo y la economía.