Un nuevo frente en la batalla contra el cáncer: el laboratorio espacial

Un nuevo frente en la batalla contra el cáncer: El laboratorio espacial

En un esfuerzo por acelerar los avances en la lucha contra el cáncer, investigadores de California han colaborado con astronautas para trasladar la investigación al espacio exterior.

En el entorno espacial, la microgravedad ejerce una leve fuerza sobre las células, lo que acelera su proceso de envejecimiento. Este fenómeno permite a los científicos estudiar la progresión del cáncer y el impacto de los tratamientos de manera más rápida que en la Tierra.

El 18 de enero, la nave espacial Axiom 3 despegó desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida) con destino a la Estación Espacial Internacional. A bordo viajaban cuatro tripulantes y un cargamento poco convencional: organoides tumorales en miniatura, creados a partir de células de pacientes con cáncer, cultivados en el laboratorio por científicos de la Universidad de California en San Diego.

El amerizaje de Axiom 3, programado inicialmente para el sábado, ha sido postergado hasta el martes debido a las condiciones climáticas, según informó SpaceX, la empresa fabricante de la nave espacial Crew Dragon empleada en la misión.

Este no es el primer envío de este tipo de muestras al espacio por parte del equipo dirigido por la Dra. Catriona H.M. Jamieson, hematóloga y profesora de medicina de la universidad, así como directora de su Instituto Sanford de Células Madre. En vuelos anteriores de SpaceX, el equipo ya había enviado células madre y había observado cambios preleucémicos que no se presentaban en los controles terrestres durante el mismo período de tiempo.

«Nos planteamos la pregunta: ‘¿Qué sucede si enviamos cáncer al espacio?'», relató Jamieson a Fortune. «¿El cáncer empeorará?». Y la respuesta es sí, bajo las condiciones de estrés provocadas por la microgravedad.

Según Jamieson, la aceleración del cáncer en condiciones de estrés se atribuye, al menos en parte, a la activación de un gen clonador llamado ADAR1. En misiones anteriores, su equipo observó que los mini tumores enviados al espacio activaban este gen antes de triplicar su tamaño en tan solo 10 días, un ritmo de crecimiento considerablemente más rápido que el observado en la Tierra. Otras pruebas revelaron que ADAR1 «proliferaba salvajemente» en los tumores espaciales a medida que crecían de manera inquietante y descontrolada.

En la más reciente misión Axiom, el equipo de Jamieson envió mini tumores tratados con dos tipos de medicamentos anticancerígenos que bloquean ADAR1 de distintas maneras. Estos fármacos incluían fedratinib, aprobado por la FDA para tratar cánceres sanguíneos pero no tumores sólidos.

Impulsados por los resultados, el equipo de Jamieson comenzó a investigar un fármaco experimental llamado rebecsinib, que bloquea la activación de ADAR1 de manera diferente, impidiendo la generación de proteínas malignas. Con el lanzamiento de Axiom 3 el mes pasado, el equipo envió mini tumores de cáncer de mama tratados con esta nueva terapia. Hasta el momento, los investigadores han constatado que el rebecsinib inhibe significativamente el crecimiento del cáncer en comparación con los controles, e incluso es más eficaz que el fedratinib.

«Básicamente, el rebecsinib está bloqueando la capacidad de este cáncer de mama para replicarse», explica Jamieson, quien además sugiere que podría ser un «interruptor de muerte para el cáncer».

dimetilsulfóxido vs rebecsinib
En la imagen de la izquierda se muestran tumores tratados con dimetilsulfóxido, un compuesto comúnmente utilizado en tratamientos contra el cáncer aprobados por la FDA. Cortesía de la Universidad de California en San Diego.

El equipo de investigación espera iniciar ensayos clínicos con el fármaco -en la Tierra, por supuesto- a finales de año.

«No vamos a disminuir el ritmo», asegura. «Cuando vemos resultados como estos, sentimos que es nuestra responsabilidad llevar esto al ámbito clínico».

Resultados como los obtenidos en el espacio brindan a Jamieson motivos concretos para tener esperanza, señala.

«No se trata simplemente de tener esperanza desenfrenada, sino de tener una esperanza fundamentada», destaca, añadiendo que, además de los científicos trabajando en el terreno, el equipo detrás de esta innovación que podría salvar vidas incluye astronautas de la NASA y de Europa.