Aunque no es el tipo más común, el cáncer de pulmón se clasifica entre los más letales. A pesar de los avances en tratamientos como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, la tasa de supervivencia más allá de cinco años desde el diagnóstico es solo del veinticinco por ciento. Cada año, según la Organización Mundial de la Salud, este cáncer causa la muerte de más de 1,8 millones de personas en todo el mundo.
Con el objetivo de mejorar las perspectivas de los pacientes con cáncer de pulmón, un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Arlington y del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas ha ideado un nuevo enfoque para administrar medicamentos contra el cáncer directamente a las células malignas.
«Nuestra estrategia emplea el material celular del propio paciente como un portador encubierto para llevar un agente terapéutico específico directamente a las células cancerosas del pulmón», explica Kytai T. Nguyen, quien encabezó un estudio reciente sobre esta técnica, publicado en la revista Bioactive Materials. Nguyen es catedrático Alfred R. y Janet H. Potvin de Bioingeniería en la UTA.
Se inicia el proceso mediante el aislamiento de células T, un tipo específico de células del sistema inmunitario, extraídas del paciente afectado por el cáncer. Estas células son sometidas a una modificación genética que les permite expresar un receptor diseñado para atacar directamente las células malignas.
El paso crítico de esta innovadora técnica involucra el aislamiento de la membrana celular de estas células T modificadas. Posteriormente, estas membranas se cargan con agentes quimioterapéuticos y se recubren con diminutos gránulos portadores de fármacos. Estas nanopartículas son extremadamente pequeñas, con un tamaño aproximadamente cien veces menor que el de un cabello humano.
Cuando estas nanopartículas recubiertas con la membrana celular son reintroducidas en el paciente, la membrana sirve como una especie de GPS biológico, dirigiendo con precisión las nanopartículas hacia las células cancerosas. Este método se ha diseñado para engañar al sistema inmunitario del paciente, ya que las nanopartículas recubiertas imitan las características de las células del sistema inmunitario, evitando así su detección y eliminación por parte del organismo.
Jon Weidanz, vicepresidente asociado de investigación e innovación e investigador en kinesiología y bioingeniería, destacó la principal ventaja de esta técnica: su capacidad altamente selectiva. Esta característica permite superar las limitaciones comunes de la quimioterapia estándar, que a menudo conlleva efectos secundarios perjudiciales y deteriora la calidad de vida de los pacientes.
Weidanz explicó que al dirigir la quimioterapia directamente hacia las células malignas, el objetivo es minimizar los daños a los tejidos sanos circundantes. Además, como miembro del Centro Multiinterprofesional de Informática Sanitaria de la UTA, resaltó la importancia de esta investigación.
En el transcurso del estudio, los científicos cargaron las nanopartículas con el agente anticancerígeno Cisplatino. Observaron que las nanopartículas recubiertas de membrana se acumulaban específicamente en las regiones del cuerpo afectadas por los tumores, evitando otros tejidos. Este enfoque selectivo resultó en una reducción significativa del tamaño de los tumores en el grupo de prueba, demostrando así su eficacia.
Nguyen expresó que esta metodología individualizada podría marcar el comienzo de una nueva etapa en la medicina, una que se adapta a las particularidades de cada paciente y a la naturaleza específica de su enfermedad. «La perspectiva de minimizar los efectos adversos y potenciar la efectividad convierte a nuestra estrategia en un hito significativo en la terapia oncológica», añadió.